La Alcarria Obrera fue la cabecera más antigua de la prensa sindical en la provincia de Guadalajara en el siglo XX. Heredera del decimonónico Boletín de la Asociación Cooperativa de Obreros, comenzó a publicarse en 1906 y lo hizo ininterrumpidamente hasta que, en el año 1911, dejó paso a Juventud Obrera.

El odio de la burguesía y el terror al que fueron sometidas las clases populares provocaron su total destrucción: hoy no queda ni un sólo ejemplar de ese periódico obrero.

En 2007 recuperamos La Alcarria Obrera para difundir textos fundamentales y originales de la historia del proletariado militante, con especial dedicación al de Guadalajara, para que sirvan de recuerdo histórico y reflexión teórica sobre las bases ideológicas y las primeras luchas de los trabajadores en pos de su emancipación social.

11 de enero de 2013

La Unión Sindical Obrera en la Transición

Pegatina de la USO, 1982 (Archivo La Alcarria Obrera)

La Unión Sindical Obrera fue el primer núcleo sindical que se organizó en la clandestinidad bajo el régimen franquista. Aunque hundía sus raíces en el movimiento obrero católico, único tolerado por la dictadura, supo evolucionar con los tiempos y, liberado de la tutela eclesiástica y del dogmatismo preconciliar, avanzó y maduró hasta convertirse en un sindicato que hacía bandera del socialismo autogestionario, intentando recoger simultáneamente la herencia socialista de la UGT y la tradición autogestionaria de la CNT. Sin embargo, una vez aprobada la Constitución de 1978 y establecido un nuevo marco de relaciones laborales, la USO sufrió la escisión de quienes buscaban la unidad del sindicalismo socialista, que tradujese la reciente unificación de la mayoría de los destacamentos socialistas, y la desideologización de sus principios y de sus prácticas sindicales, hasta convertirse en el sindicato amarillo que es hoy en día. Como recuerdo de la breve, pero intensa, experiencia del sindicalismo socialista y autogestionario que defendió la USO, reproducimos el texto del folleto “¿Qué es la Unión Sindical Obrera?” que se difundió en los primeros tiempos de la Transición.

EL SINDICALISMO, INSTRUMENTO DE LA CLASE TRABAJADORA
Para defendernos de la explotación capitalista y el constante aumento de la vida. Para conseguir un salario suficiente y unas condiciones adecuadas de higiene y seguridad en la empresa. Para asegurar e derecho a un puesto de trabajo para todos. Para poder adoptar con absoluta eficacia y libertad los medios de lucha para conseguir y consolidar nuestros derechos como trabajadores y ciudadanos. Para aniquilar por completo toda forma de explotación y opresión que padece la clase trabajadora y el pueblo en general. Para hacer posible unas formas de vida dignas para nosotros y nuestras familias en todos los aspectos de la vida social: educación, relaciones, vivienda, sanidad, descanso, etc. los trabajadores necesitamos organizarnos.
Organizados es la única manera en que podemos enfrentamos a la explotación en las fábricas, a la dominación política e ideológica de unas minorías que controlan el poder, a la subordinación que se nos Impone en la vida social. Uniéndonos y organizándonos podremos ir creando un gran movimiento de transformación social, que vaya afirmando los valores de democracia, de igualdad, de libertad y responsabilidad personal y colectiva de que es portadora nuestra clase.
El Sindicalismo ha demostrado ser históricamente la forma organizativa más próxima y fiel a los Intereses obreros y a las necesidades del pueblo, así como el instrumento democrático de mayor eficacia al alcance de los trabajadores.
Por ello, somos sindicalistas y hemos venido gestando en cualquier situación social y política un nuevo sindicalismo. Nacidos del mundo del trabajo, hijos del antiguos sindicalistas muchos de nosotros, hemos querido escoger las viejas tradiciones obreras fieles a continuar los postulados de cuantos nos precedieron, de acuerdo con las aspiraciones y necesidades de la clase trabajadora de hoy.
La guerra civil supuso la ruptura de las grandes organizaciones sindicales del Movimiento Obrero español. El fascismo ha reprimido y ha tratado de Impedir los continuos esfuerzos de la clase obrera para organizarse y defender sus reivindicaciones. Para ello creó loa Sindicatos Verticales, que no son más que un inmenso aparato burocrático, dirigido por la línea política no representativa, al servicio del Gobierno y de los patronos. Intentando con ello evitar el surgimiento de auténticos sindicatos obreros.
Sin embargo, la clase trabajadora, a pesar de la represión constante, el descabezamiento de sus líderes por despidos, las listas negras las deportaciones, detenciones y encarcelamientos de muchos de sus hombres más combativos, ha ido gestando el Nuevo Movimiento Obrero. Aprovechando todas las posibilidades de acción, legales e Ilegales, utilizando los cargos sindicales representativos de la CNS, planteando batalla en cada Convenio, el Movimiento Obrero de la postguerra ha Ido realizando cada vez más huelgas, ha desarrollado la conciencia colectiva de los trabajadores, ha Inventado nuevas formas de participación y organización obreras, como las Asambleas de Fábrica, los Comités de Empresa, las Comisiones, las Plataformas Unitarias.
En este surgir del Movimiento Obrero han jugado un papel fundamental de animación, de orientación, de promoción y formación de líderes obreros las nuevas organizaciones sindicales nacidas a partir de los años 60: la USO (Unión Sindical Obrera), socialista y autónoma de los partidos, que fue la primera en surgir; y las Comisiones Obreras, amparadas y vinculadas al Partido Comunista.
Hoy, la USO y Comisiones Obreras, junto con la UGT (Unión General de Trabajadores), vinculada al PSOE -que a partir del año 72 rompió con la dirección del exilio y se afirmó nuevamente en el interior del país- son las alternativas del Movimiento Obrero que existen en la arena sindical y que abogan por un proyecto de sindicalismo democrático.
Pero la construcción de ese Sindicalismo democrático es tarea de todos los trabajadores. Las organizaciones sindicales democráticas no somos más que el armazón sobre el que hay que construir el futuro sindicalismo. Para ello es necesario que miles de trabajadores comiencen desde hoy mismo a participar activamente, a colaborar de mil formas, a debatir los problemas, a formarse sindicalmente, a organizarse en definitiva.
En estos momentos de crisis del post-franquismo, el ansia incontenible de libertad está precipitando una situación democrática, que comienza a escucharse en las asambleas de fábrica, a leerse en la prensa y a decirse en conferencias y reuniones públicas Libertad y democracia están a la orden del día. Esta realidad está dando lugar a una creciente toma de conciencia de la situación a amplios sectores sociales. Vemos cómo todo el mundo, desde la derecha hasta el centro, trata de organizarse precipitadamente. También la ciase obrera constata cada día con mayor fuerza la necesidad de contar con sus propios Instrumentos de defensa y promoción, de construir, en definitiva, un sindicalismo obrero.
¿QUÉ ES UN SINDICATO OBRERO?
Llega un momento en que un trabajador se da cuenta de que solo no puede hacer nada. Si protesta ante el patrón, la contestación es segura: -SI no estás contento eres libre para irte a otra parte... Comienzan las discusiones con otros compañeros en el taller o en la oficina, luego se continúa hablando en los vestuarios o en la salida. ¿Y si forman un equipo? ¿Y si se organizan? La necesidad se agudiza cuando hay un problema fuerte en la fábrica.
Así surgen muchos grupos de empresa. Estos grupos son, dentro de un sindicato democrático, las Secciones Sindicales de Empresa. Una Sección Sindical es el conjunto de trabajadores de una empresa afiliados a una organización sindical.
Esta Sección Sindical comienza a reunirse, a estudiar los problemas de la empresa, a formarse sindicalmente, a preparar proposiciones para plantearlas en la Asamblea de Fábrica, a informar a los trabajadores, a tomar conciencia de los problemas exteriores a la empresa que afectan a la vida de los trabajadores, a tener una visión y una conciencia de clase. La Sección Sindical es la que organiza la acción en la empresa contra los bajos salarios, contra la explotación de la salud y los trabajos nocivos, contra la organización capitalista del trabajo: ritmos, Incentivos, etc., que bajo una capa de “cientifismo” acreciente la explotación del trabajador; contra la descalificación profesional y el autoritarismo patronal; en favor de la ampliación de los derechos sindicales en la empresa y una política de control obrero. En definitiva, organiza la lucha y desarrolla la conciencia de clase de todos los trabajadores para transformar la empresa capitalista, que antepone el beneficio a los Intereses colectivos, hacia una organización del trabajo más acorde con las aspiraciones de igualdad y participación de la clase obrera.
La coordinación en el ramo
Pero no basta con la visión de la empresa para plantear adecuadamente una estrategia reivindicativa. Hay que tener una visión de conjunto. Es necesario tener una información general, analizar la situación en que se vive, saber encontrar las reivindicaciones sobre las que el mayor número de trabajadores se muestren de acuerdo. La organización sindical sirve también para eso: permite tener una visión más allá de los muros de la empresa.
Para vencer la resistencia de los patronos, los trabajadores precisamos de una línea de acción común en todo el ramo (Metal. Banca, Textil. etc.).
En cada ramo profesional, los patronos tienen también sus propios sindicatos, están organizados, incluso llegan a tener su propia caja-antihuelga de solidaridad patronal. Entre ellos se ponen de acuerdo para aplicar, más o menos, el mismo nivel de salarios en todas las empresas, para practicar la misma política de organización del trabajo, para hacer funcionar las listas negras, etc.
Para vencer esta resistencia es necesario que los trabajadores tengamos también una línea de acción común entre todas las empresas de un mismo ramo, que elaboremos una plataforma reivindicativa común, que intercambiemos de una empresa a otra los resultados obtenidos (y también los fracasos y sus causas), estudiemos la situación económica del ramo, obliguemos a las organizaciones patronales a negociar.
De cara a ello, las distintas Secciones Sindicales de Empresa de un mismo ramo forman la Federación, la cual plantea acciones comunas para todos los trabajadores del ramo, coordina la acción, desarrolla la solidaridad con las empresas en lucha, plantea la negociación de convenios a niveles locales, regionales o nacionales, lanza campañas de acción sobre determinados problemas (organización del trabajo, salario mínimo, jubilación, seguridad e higiene. etc.)
La solidaridad entre las Federaciones
Pero la acción sindical es un combate de clase, un combate global y por ello es necesario estructurar la acción interprofesional, si no se caerla en un mero corporativismo.
Los trabajadores de una fábrica de automóviles tienen Intereses comunes con los de la fábrica de bebidas o con los profesores de enseñanza: los transportes, los alquileres, la contaminación, la solidaridad con las empresas en lucha, el avance de las libertades cívicas, la seguridad social, etc. etc.
Para ello se forman las Uniones Interprofesionales, a nivel local, provincial, regional, que plantea y coordina la acción común de toda la clase obrera contra sus explotadores. Posibilita, asimismo, el apoyo en la propaganda, en la formación, en el asesoramiento jurídico, en la organización de campañas y manifestaciones, en el análisis de la situación global de los trabajadores, organiza a los trabajadores aislados, aglutina a los trabajadores jubilados, crea “casas del pueblo”, etc.
La acción a escala nacional
Existe, por último, la estructura a nivel nacional, lo que se llama la Confederación, que agrupa a las diferentes Federaciones, a los órganos directivos del Sindicato, a los distintos servicios (Formación. Periódico. Caja de Resistencia, etc.).
La Confederación sintetiza los debates del conjunto de las organizaciones de base, estableciendo una política sindical global, marca la estrategia a seguir en la movilización de los trabajadores de cara a la transformación de la sociedad actual en una sociedad socialista de autogestión.
Hasta aquí hemos visto, muy en síntesis, la estructura de coordinación y organización de un sindicato democrático. Es necesario señalar también, aunque sólo sea esquemáticamente, el papel y los contenidos básicos de un sindicalismo de clase:
Partiendo de las condiciones en que viven los trabajadores en la fábrica, el sindicato desemboca necesariamente en una crítica de la sociedad capitalista. En efecto, existe una estrecha ligazón entre las condiciones que vive el trabajador en la fábrica y su situación en la sociedad. La subordinación y la explotación que caracterizan la condición del trabajador en la fábrica se manifiestan como marginación social y política dentro de la sociedad.
Un trabajador se da cuenta pronto que los intereses obreros son inconciliables con los del capitalismo. Por lo tanto, la línea política del sindicato, en consecuencia, no puede ser más que anticapitalista y conflictiva a todos los niveles. Si no lo fuese, tendría que aceptar la desocupación, el continuo aumento de los ritmos, la pérdida del poder real de los salarios, etc., que están en la lógica del capitalismo.
El sindicato se da cuenta de que la lucha en la fábrica tiene una prolongación en la sociedad. Cuando reivindica una reducción de la jornada de trabajo, o la abolición de los ritmos, ello hace referencia a toda una política de inversiones y de subdesarrollo en el país. Cuando toca el problema de la división del trabajo, tropieza inmediatamente con todo el sistema de la enseñanza en la sociedad. Lo mismo pasa cuando se plantea el problema de la nocividad en el trabajo y su relación con el sistema sanitario. Así un sindicalismo de masas y de clase, ligando constantemente la explotación en la fábrica con la situación de los trabajadores en la sociedad, se convierte en un amplio movimiento, en un gran motor de transformación social.
Por otra parte, la cada vez mayor integración de la economía a nivel europeo y mundial, coloca al sindicalismo frente a nuevos y graves problemas, que se traducen para los trabajadores de los países menos desarrollados en una mayor explotación. Es el caso de las famosas empresas multinacionales,
Ello obliga al sindicalismo a una tarea de establecer lazos estrechos con los trabajadores de otros países para poder enfrentarse a estas empresas y no quedar aislados. Exige una estrategia común frente a los regímenes fascistas en los que, desgraciadamente, se amparan estas empresas. Lo mismo que una lucha común por los derechos de los trabajadores emigrantes.
El aspecto Internacional es, pues, otro nivel fundamental de la acción sindical.
En resumen, la práctica de un sindicalismo de clase consiste en:
-Hacer del sindicato el Instrumento de lucha privilegiado de los trabajadores, que les permite organizar las luchas de la clase para conquistar sus reivindicaciones cotidianas.
-Desarrollar, reduciendo por la lucha de cada día la explotación y la dominación que sufren los trabajadores.
-Desarrollar la capacidad de los trabajadores para decidir colectivamente sus objetivos y sus medios de acción.
-Desarrollar la conciencia de los trabajadores acerca de la naturaleza del sistema capitalista, de la necesidad del socialismo y de las condiciones de su construcción.
-Plantear objetivos de movilización de masas, que desencadenen la acción capaz de imponer objetivos de transformación de la empresa y de la sociedad.
-Cambiar la relación de fuerzas en favor de los trabajadores luchando constantemente contra todos los aspectos del sistema capitalista.
-Crear un gran movimiento capaz de conquistar el socialismo.
-Hacer descubrir a los trabajadores la influencia directa del capitalismo internacional sobre sus condiciones de vida y de trabajo y organizar la acción común de los trabajadores de distintos países contra sus adversarios comunes.
¿QUÉ TIPO DE SINDICALISMO PROPUGNA LA USO?
Un sindicalismo de clase
Para la USO, la lucha por la defensa concreta de los trabajadores frente a la explotación capitalista es su primer objetivo en la acción sindical.
Pero nuestra lucha no puede ser sólo defensiva. La sociedad capitalista está marcada por la lucha entre los que detectan los medios de producción, los capitalistas, que ejercen también un dominio social a través del control político e ideológico, y los que contestan esta sociedad.
Así, el sindicalismo expresa los Intereses de los trabajadores por la transformación de la sociedad capitalista y la instauración del socialismo. Hacer un sindicalismo de clase es, por lo tanto, ligar los problemas concretos de los trabajadores a las perspectivas sociales, traducir esas perspectivas en objetivos concretos a conquistar en cada momento para avanzar hacia el socialismo.
Sindicalismo de masas
Esto significa que no concebimos el Sindicato como una organización vanguardista, que tiene una gran verborrea revolucionaria pero que los trabajadores no se identifican con ella porque les resulta extraña y lejana. Para la USO, la transformación de la sociedad es una obra de mayorías.
Un sindicalismo es de masas porque pretende reagrupar al máximo de trabajadores del taller, de oficinas, de los tajos, del campo, de los servicios, a los técnicos y cuadros, y al mismo tiempo representa las necesidades y aspiraciones de la mayoría de los mismos.
Hablar de un sindicalismo de masas expresa, asimismo, que el sindicato no es una especie de asociación de ayuda mutua, como una compañía de seguros, cerrada a la defensa de sus socios, sino que es un Instrumento de expresión, defensa y promoción de todos los trabajadores.
La expresión sindicalismo de masas tiene otra significación, también fundamental. La USO no propugna un sindicalismo donde algunos dirigentes, ciertos especialistas llevasen la acción y la negociación, elaborasen solos las reivindicaciones, diesen desde arriba las directrices.
La USO busca que, en la sociedad, el conjunto de los trabajadores y los ciudadanos puedan debatir y decidir sobre todo lo que les atañe.
Esta línea empieza en la acción reivindicativa. Es por ello que los militantes de la USO favorecen en todo momento la práctica de las Asambleas, la libre discusión de todos, militantes y no militantes, el análisis en común de la situación, la elaboración colectiva -a través de discusiones, encuestas, etc.- de las reivindicaciones y de la conducta a seguir en la acción.
Sindicalismo democrático
Cuando hablamos de sindicalismo democrático queremos señalar, por supuesto, la elección democrática de todos los responsables, a todos los niveles, y su revocabilidad por la propia base. Pero queremos señalar también algo más. No basta con un organigrama democrático de designación de responsables y de toma de decisiones. La democracia Interna del sindicalismo se alimenta de la formación progresiva de los militantes, de su capacidad de análisis y de crítica, de la constante información que les permita tomar decisiones con conocimientos de causa, del debate democrático de las diversas opiniones, de la autonomía que tenga la propia organización sindical para determinar su propia política.
Por otra parte, un sindicalismo democrático sólo puede existir en una sociedad democrática. Por ello, el sindicalismo tiene como objetivo permanente la lucha por un avance constante de la democracia en la sociedad. En este sentido, la USO tiene como uno de sus objetivos básicos de su acción actual la lucha contra el Fascismo, por una sociedad democrática en lo político, lo social y lo económico. Sabemos que este objetivo democrático sólo puede cubrirse adecuadamente dentro del socialismo y que hay que ir avanzando hacia él paso a paso. En estos momentos la lucha por la democracia se concreta en la conquista de las libertades políticas -derecho de reunión, asociación, expresión, huelga, derecho a la autodeterminación de las nacionalidades del Estado español- que posibiliten la expresión y la organización de los trabajadores y otras fuerzas democráticas.
Para la USO, el socialismo y las libertades son Inseparables. El socialismo debe suponer una profundización en la democracia, una participación colectiva en la construcción de la sociedad. En este sentido rechazamos un socialismo totalitario que, bajo la primacía de un determinado grupo, reduce al pueblo a la condición de mero Instrumento de la vida social.
Sindicalismo unitario
La USO es partidaria de la Unidad Sindical. Esta es una profunda aspiración de la Clase Trabajadora y un objetivo a conquistar para hacer avanzar decisivamente la marcha de los trabajadores hacia una sociedad socialista.
El Sindicato Único, impuesto por Decreto, no es la unidad sindical. Por el contrario, el Sindicato Unitario requiere la libertad sindical y un proceso democrático, a través del que los trabajadores, desde la base, puedan conquistar la unidad.
La autonomía sindical y la democracia de base son dos condiciones básicas para que pueda darse una unidad sindical estable y en la perspectiva de la transformación social. El sindicato no puede concebirse como la organización de masas de un partido político, como una “correa de transmisión” bajo cualquiera de sus formas, pues ello supone una subordinación de los trabajadores a una determinada vanguardia, la minimización del papel del sindicato, y un grave atentado contra su democracia interna, al mismo tiempo que un riesgo de cara a la Democracia Socialista que queremos construir. Por otra parte, sin una democracia de base -en la discusión de los problemas, en la elaboración de las reivindicaciones, en la renovación de los dirigentes, etc.- el sindicato se convierte en una estructura burocrática, con la consecuencia de que los Intereses internos de los aparatos se imponen sobre los de los trabajadores.
La unidad sindical no es entendida por todos de la misma forma, pues depende de la concepción que se tenga del papel del sindicalismo. Para algunos la unidad de los trabajadores debe basarse en que todos tenemos el mismo estómago y en que los patronos también están unidos. Esto es verdad, pero para nosotros el sindicato no es únicamente un instrumento de defensa de los trabajadores frente a la explotación capitalista, sino también un instrumento fundamental en manos de la clase obrera para su emancipación como clase. En este sentido la unidad sindical debe ser algo más que la suma de todos los trabajadores o la suma de distintos aparatos. Tiene que ser, en definitiva, el sindicato de la clase, su expresión política en la defensa de sus Intereses y en la transformación de la sociedad. Ello exige una personalidad autónoma del sindicato, una gran democracia en la base, la identificación en unos fines y medios y el compromiso del sindicato en un proyecto de transformación socialista.
La unidad sindical, pues, requiere una amplia maduración de la conciencia de clase de los trabajadores, una permanente elaboración de la misma a través de la acción y el debate de masas; si quiere ser permanente y no un producto artificial que se rompa nada más nacer exige, más allá del acuerdo de aparatos, un auténtico compromiso de todos los trabajadores en la construcción del sindicato de la clase.
En la medida en que no lleguemos a conquistar la unidad orgánica de todas las corrientes sindicales, la USO considera Imprescindible el establecimiento de una unidad de acción permanente que garantice la eficacia de la lucha de los trabajadores contra el capitalismo.
Autonomía sindical
Para la USO, la Autonomía Sindical respecto a los partidos políticos es una condición básica para que los trabajadores puedan expresar la política sindical que le marquen sus propios intereses de clase en cada momento. SI no, el sindicato corre el riesgo de convertirse en un Instrumento al servicio de las conveniencias tácticas, de la política electoral o de gobierno de los partidos políticos.
La subordinación del sindicato al partido obstaculiza la expresión viva de la dinámica de la clase, frena la acción de masas y limita el desarrollo de la perspectiva de la organización sindical.
Sin embargo, la autonomía sindical no significa una reducción del sindicato a una visión parcial y limitada de la realidad obrera, un apoliticismo, sino al contrario, una nueva y mayor responsabilidad del sindicato, autónomamente determinado, de desarrollar un papel decisivo en la transformación de la sociedad, además de la defensa de los Intereses Inmediatos de los trabajadores.
Este compromiso del sindicato en el combate global por una sociedad socialista le lleva, desde su propio papel específico, a una convergencia, en términos de alianzas y no de subordinación con todas aquellas fuerzas políticas, sociales. etc., que luchan por el socialismo, en función de los Intereses comunes.
Al mismo tiempo que el sindicato respeta la libre opción política de sus afiliados, establece, como mecanismo que garantice la independencia y la autonomía de éste con respecto a los partidos políticos, la Incompatibilidad de desempeñar simultáneamente cargos dirigentes en uno y otro.
Socialismo autogestionario
La USO aboga por un socialismo de autogestión. ¿Qué es el “socialismo autogestionario”? En su Carta Fundacional (1961), la USO propugnaba la Democracia Socialista, basada, principalmente, en los siguientes puntos:
a) La propiedad social de los medios de producción y de cambio
Las empresas, el sistema de financiación, en lugar de pertenecer a unos pocos, como en la actualidad, debe pertenecer a la colectividad. Lo cual constituye una de las metas más sentidas por los trabajadores a lo largo de toda la historia.
b) La Autogestión
La Autogestión supone la participación de todos y cada uno en las decisiones que afectan a nuestra vida. En la empresa no se trata de cambiar los capitalistas y poner a unos funcionarios. Los propios trabajadores tienen que elegir a los encargados de dirigir la empresa, decidir sus objetivos (ligados a los generales de toda la sociedad) y determinar toda la política económica y de organización del trabajo en el seno de la empresa. Asimismo, la Autogestión debe extenderse más allá de la empresa, los presupuestos municipales, la industrialización regional, la enseñanza, la sanidad, la administración política.
c) La planificación democrática de la Economía
En una sociedad tan compleja como la actual tiene que haber planes de conjunto. No puede haber “islotes” de autogestión, si no se correrla el riesgo de caer en un “egoísmo de empresa”, como puede pasar actualmente en algunas cooperativas. Es necesaria una planificación de la Economía de todo un país. Pero ello debe hacerse y elaborarse democráticamente, con discusiones a todos los niveles y la participación de todos, lo cual supone una descentralización de los poderes.
Esto es lo que supone el socialismo de autogestión: la descentralización del poder, la posibilidad de desarrollar al máximo la responsabilidad y la participación de todo en todo lo que nos atañe. Cuando, en la acción de todos los días, atacamos el poder dictatorial del patrón, luchamos contra la jerarquía en la fábrica y en la sociedad; cuando en las asambleas procuramos que sean todos los trabajadores quienes debatan sus problemas y adopten unas decisiones colectivas; cuando abogamos por un sindicalismo democrático, estamos trabajando en el sentido de un socialismo autogestionario.
SOMOS CONSTRUCTORES DEL NUEVO MOVIMIENTO OBRERO
La USO nació en 1960, aglutinando a los luchadores de las nuevas generaciones que habían protagonizado las primeras huelgas de los años 50 en Asturias, Euskadi, Catalunya, Madrid, Andalucía, siendo la primera organización de carácter sindical que surge en la postguerra.
Habiéndose encontrado con que la guerra civil había roto la lucha llevada a cabo por nuestros mayores dentro del Movimiento sindical español -uno de los más combativos y gloriosos del mundo-, la USO quiso recoger desde su nacimiento lo mejor de sus tradiciones, afirmándose como una organización sindical anticapitalista aconfesional de orientación socialista al mismo tiempo que asumía la aportación descentralizadora y autogestionaria del movimiento libertario Así nuestra historia hunde sus raíces en la experiencia del sindicalismo de masas habido en nuestro país.
El surgimiento de la USO supuso, frente a la política de abstencionismo del exilio, el asumir desde las fábricas y a partir de los nuevos luchadores, la reconstrucción del Nuevo Movimiento Obrero, a partir de las necesidades de la lucha en el Interior, en el contexto de una nueva realidad capitalista.
En este sentido, la contribución de la USO -contribución compartida con otras fuerzas-, podríamos resumirla en:
El llenar un gran vacío de lucha en el Interior del país.
La USO supuso una nueva toma de posesión, una denuncia -como grupo obrero organizado en la clandestinidad- de la caducidad de los viejos análisis de las organizaciones tradicionales; de su Inmovilismo y la Invalidez de que el centro de decisiones de la acción obrera estuviera en el exterior.
Esta denuncia desde el interior de la Clase Obrera y desde la clandestinidad, erigiéndose en Grupo y organizándose, era inédito, y fue el principio de una floración de nuevos grupos que, junto con el pasado y la progresiva Integración a la lucha en el interior de las viejas organizaciones, ha contribuido al desarrollo del Nuevo Movimiento Obrero en el país.
Aglutinar y lanzar nuevos militantes obreros
Los mayores de ayer no estaban; muchos habían muerto, otros desaparecido y los que quedaban estaban muy marcados, tanto por la guerra como por la represión. Pero nuevos luchadores se iban incorporando a la acción. Los proporcionaba la propia lucha; nacían de la misma Clase; se harían con el tiempo... pero era necesario iniciarlos, no partir de cero. Esta contribución de hombres de lucha y de ruptura en los primeros momentos del relanzamiento del Nuevo Movimiento Obrero a través de la USO, fue muy valiosa tanto por su número como por su poder multiplicador.
Una propuesta de lucha y de unidad obrera a las nuevas generaciones
El planteamiento que trajo la USO era una propuesta de acción y de unidad a las nuevas generaciones, rompiendo el Inmovilismo de las viejas organizaciones sindicales del exilio. Había que luchar en las fábricas y en los barrios cada día Pero era necesario algo más. Construir la unidad obrera, que nace de esa conciencia de clase, se nutre de la unidad de acción y ha de terminar tras un proceso dialéctico, dentro de la libertad y de la lucha, en la conquista consciente y responsable de la Unidad orgánica: la CENTRAL SINDICAL DEMOCRATICA DE TRABAJADORES
Mantener una lucha contra el régimen y por la democracia
Estos años de lucha han consolidado un amplio frente desde dentro de la Clase Trabajadora. Desde las fábricas hemos luchado contra la Integración de la Clase Obrera al Sistema: movilizando y respondiendo, aun a pesar de la represión y el miedo, esclareciendo y proponiendo nuevas formas de lucha, plataformas, denunciando sus maniobras dentro y fuera de la Península; debilitando su poder y explotación con la lucha de todos los días.
La USO participó en la creación del Movimiento espontáneo en Comisiones Obreras en diversos sitios donde surgieron en un principio: Vizcaya, Asturias. Guipúzcoa. Posteriormente, ante la táctica del PCE de penetración y control de las mismas, privilegiando el trabajo superestructural de coordinación sobre el desarrollo y consolidación de los órganos de clase en la empresa (lo cual suponla el convertir a las Comisiones en una correa de transmisión del PCE o de otros grupos políticos, según las regiones), la USO se desvinculó de Comisiones y lanzó, a partir de 1967, el Movimiento de ASAMBLEAS DE FABRICA y los Comités de Empresa.
La USO ha participado activamente desde 1962, y sobre todo desde 1966, en la utilización de los cargos sindicales, habiendo sido desposeídos, despedidos, deportados y procesados gran número de sus militantes. La campaña que realizó la USO contra la Ley Sindical, realizando una encuesta masiva entre los trabajadores, escritos de protesta, etc. tuvo un gran eco entre la Clase Obrera, así como a nivel internacional.
La USO ha sido protagonista, en muchos casos principal, de muchos de los conflictos y huelgas más importantes que ha desarrollado el Nuevo Movimiento Obrero: Bandas, Minería Asturiana. Terry, Orbegozo, Banca, RENFE, SEAT, Hispano Olivetti, CAF. Bazán, Panter, etc. etc.
Por último, cabe destacar la presencia multirregional de la USO en todas las regiones y nacionalidades del Estado español
NO ESTAMOS AISLADOS
Los trabajadores que dependen de una empresa multinacional se dan pronto cuenta de que muchas cuestiones que les afectan directamente son decididas en lugares lejanos: Detroit, Holanda, Ginebra, etc.
EI capitalismo internacional no conoce fronteras. Sin embargo, sus decisiones afectan directamente a nuestra vida. Cuando leemos que ciertos ministros u hombres de negocios discuten sobre los problemas monetarios, o sobre la política agraria, etc., sabemos que ello se traducirá en repercusiones sobre los precios, sobre el paro, sobre el desarrollo o subdesarrollo de nuestra región, etc.
Es por ello que una organización sindical que limitase su perspectiva a su ámbito nacional no respondería a toda la realidad que afecta a los trabajadores.
La USO, consciente de la necesidad de buscar la colaboración, la acción común de todos los trabajadores, de cualquier país, contra la explotación del capitalismo internacional, ha buscado la presencia en las organizaciones sindicales internacionales:
De cara a la lucha contra las grandes empresas multinacionales, la USO está afiliada a varios S.P.I. (Secretariados Profesionales Internacionales), que coordinan la acción de los trabajadores a nivel internacional dentro de cada ramo de la Industria. Las respectivas Federaciones de la USO están afiliadas a la FITIM (Federación Internacional de Trabajadores del Metal, que engloba a 11 millones de metalúrgicos en todo el mundo), a la UITA (Unión Internacional de Trabajadores de Alimentación), a la ICF (Federación Internacional de Trabajadores de las Industrias Químicas). Asimismo, la Federación del Metal de la USO pertenece a la FEM (Federación Europea de Metalúrgicos).
Esta coordinación internacional ha contribuido poderosamente a la eficacia de muchas luchas, como la huelga de los trabajadores de la SEDA en Barcelona, en que se realizó una gran campaña de solidaridad entre los trabajadores de la misma empresa en Holanda; de igual forma, la solidaridad desatada en torno a la huelga de la Bazán, en que la FITIM hizo una llamada a no descargar barcos españoles en todo el mundo. Otro caso efectivo fue la huelga de Michelin, con acciones solidarias en Francia, Alemania, etc., y lo mismo habría que decir de la SEAT, Hispano Olivetti, Robert Bosch, General Eléctrica, etc., etc.
La USO ha multiplicado también los contactos bilaterales con las organizaciones sindicales de diversos países, como la CFDT en Francia, la UIL, la CISL y FLM en Italia, con sindicatos yugoslavos, suecos, belgas, ingleses, etc., de cara al establecimiento de una política internacional que supere los límites y divisiones del sindicalismo internacional actual.
La USO tiene solicitada su afiliación a la CES (Confederación Europea de Sindicatos) y es miembro obrero de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), junto con CCOO, UGT y STV.

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