La Alcarria Obrera fue la cabecera más antigua de la prensa sindical en la provincia de Guadalajara en el siglo XX. Heredera del decimonónico Boletín de la Asociación Cooperativa de Obreros, comenzó a publicarse en 1906 y lo hizo ininterrumpidamente hasta que, en el año 1911, dejó paso a Juventud Obrera.

El odio de la burguesía y el terror al que fueron sometidas las clases populares provocaron su total destrucción: hoy no queda ni un sólo ejemplar de ese periódico obrero.

En 2007 recuperamos La Alcarria Obrera para difundir textos fundamentales y originales de la historia del proletariado militante, con especial dedicación al de Guadalajara, para que sirvan de recuerdo histórico y reflexión teórica sobre las bases ideológicas y las primeras luchas de los trabajadores en pos de su emancipación social.

22 de diciembre de 2011

Programa del Frente de Izquierda Comunista

Portada del Programa del FIC, Madrid, 1982 (Archivo La Alcarria Obrera)

El 28 de octubre de 1982 se celebraron en España unas trascendentales elecciones legislativas que dieron un amplísimo poder al PSOE, con una mayoría parlamentaria que nadie ha vuelto a alcanzar, y forzaron una reordenación de las fuerzas de la derecha que provocó la liquidación de la UCD, cuya moderación no interesaba una vez completada la Transición, y el reforzamiento de AP, representante de la derecha más cerril y celosa defensora de los poderes tradicionales. Para la izquierda, estos comicios supusieron una quiebra definitiva: el PCE estuvo a punto de quedarse fuera del Congreso (y sólo pudo crecer sumergiéndose en Izquierda Unida) y la izquierda radical despareció (PTE, ORT...) o tuvo que agruparse para salvar los restos del naufragio. A este último impulso correspondía la candidatura del Frente de Izquierda Comunista en Madrid, de la que reproducimos su programa electoral.

Una fuerza revolucionaria al servicio de la unidad y la lucha popular
Las fuerzas que integramos el Frente de Izquierda Comunista somos firmes defensores de la unidad.
También en el terreno electoral nos hemos esforzado en conseguir una sola candidatura de todas aquellas corrientes de la izquierda comunista que se sitúan nítidamente en el terreno de la lucha de clases, que han roto pública y claramente con el eurocomunismo y la socialdemocracia, y que defienden de forma intransigente las reivindicaciones de paz, trabajo y libertad de las clases trabajadoras.
Pensábamos que las diferencias en diversos terrenos de política internacional, las diversas apreciaciones tácticas o los diferentes proyectos de edificación de una vanguardia comunista no justificaban esfuerzos separados, ni candidaturas diferentes.
Porque junto a esas diferencias, existe un importante terreno de unidad marcado por unos mismos objetivos: la lucha por la paz y el desarme, contra la OTAN, las bases yanquis y la carrera armamentista; contra el capital en defensa de los puestos de trabajo y condiciones de vida dignas para todos los trabajadores y trabajadoras; contra la opresión a la que se encuentran sometidas las mujeres; por la libertad contra la derechización y el golpismo.
No ha sido posible. No hemos conseguido plasmar en una candidatura unitaria, la unidad de los comunistas y revolucionarios que, a lo largo de los últimos tiempos, hemos venido situándonos en el mismo campo de lucha intransigente contra la derecha y los capitalistas.
Nuestra candidatura, el Frente de Izquierda Comunista (compuesta por un colectivo de trabajadores, procedente del disuelto PTE, la Liga Comunista Revolucionaria y el Movimiento Comunista) es un paso más en esa unidad de acción. Un paso pequeño si se quiere, pero encaminado a seguir trabajando para unificar los esfuerzos de los comunistas, por la unidad popular y por el impulso de las luchas obreras. Un paso adelante en esa historia de unidad construida en la calle, en mil pequeñas luchas diarias y en grandes movilizaciones populares:
-Marchando a Torrejón en protesta por la entrada en la OTAN, por el desmantelamiento de las bases militares y exigiendo un referéndum.
-Impulsando las huelgas generales de Getafe y las luchas de resistencia contra los expedientes y los topes salariales.
-Movilizándonos en solidaridad con las mujeres de Bilbao juzgadas por aborto.
-Denunciando el asesinato por torturas en la DGS de Joseba Arregi y crímenes como los de Almería y Trebujena.
-Rechazando la campaña de terror contra el pueblo vasco y defendiendo su derecho a la autodeterminación.
-Exigiendo responsabilidades a los ministros y capitalistas implicados en el criminal tráfico del aceite tóxico.
-Manifestándonos en solidaridad con El Salvador, con Líbano y la resistencia palestina.
Nuestro propósito a largo plazo es el de reforzar, generalizar y unificar estas luchas. Nuestro propósito inmediato, que el 28 de octubre pueda expresarse en las urnas la resistencia a la gestión capitalista de la crisis, a la contrarreforma política, al alineamiento proimperialista, a la configuración de una sociedad represiva y, por ende, a la política de consenso que ha permitido estos procesos. Que puedan expresarse los trabajadores y trabajadoras, los jóvenes, las mujeres, los que luchan por una sociedad desnuclearizada o un ambiente en el que poder vivir; los sectores, en fin, que han protagonizado las luchas de resistencia más importantes del último período.
Contra el golpismo y la reacción, en defensa de las libertades
Desde las pasadas elecciones generales, los pueblos del Estado español vienen sufriendo una ofensiva sistemática contra las libertades y, en general, contra todas las conquistas y concesiones que la clase obrera y otros sectores populares arrancamos en la lucha contra el franquismo.
Ofensiva impulsada en primer lugar desde los sectores fascistas y golpista que anidan en los aparatos policiales, judicial y, sobre todo, militar, heredados intactos del franquismo por la Reforma monárquica...
El 23-F es la punta del «iceberg» de esta ofensiva antidemocrática, principalmente protagonizada por los militares. No sólo es el golpe de mano de Tejero y sus guardias civiles, son también los tanques de Miláns del Bosch y de la División Acorazada, la propuesta de «salvación» de Armada, los «gobiernos de gestión» promovidos por González del Yerro y sus amigos, la sustitución de la JUJEM por otros mandos más gratos al golpismo, el espectáculo bochornoso del «juicio de Campamento» y sus ridículas sentencias.
Pero la ofensiva reaccionaria ha tenido también otros padrinos, y otras modalidades más dentro de la legalidad: la política agresiva de la CEOE y la Banca, empeñadas en conseguir el despido libre, en aumentar la represión sindical y laboral, potenciando la «gran derecha». Los obispos y sus instrumentos políticos en «cruzada» contra el aborto y el divorcio, por la enseñanza privada y confesional. El Gobierno norteamericano de Reagan, presionando para conseguir un Gobierno más reaccionario aún, que se alinee de manera incondicional con sus planes belicistas y agresivos, que no ofrezca ninguna fisura a las luchas populares.
El resultado de esa ofensiva coincidente fueron las presiones que, desde dentro y desde fuera de UCD, provocaron la caída de Suárez y, tras el 23-F, la constante derechización impuesta por el Gobierno Calvo Sotelo. La derecha se ha apoyado en el golpismo para hacer pasar su política como un mal menor; el golpismo se ha fortalecido gracias a la protección que la derecha le ha otorgado desde la «legalidad constitucional». La amenaza golpista sigue pendiente sobre las libertades, pero el Gobierno con la colaboración del conjunto del Parlamento ha ido imponiendo toda una serie de medidas dirigidas a incrementar la represión y recortar las libertades.
Son las leyes sobre «estados de excepción, alarma y sitio», «antiterrorista», de «defensa y consolidación de la democracia». La LOAPA y los recortes a los Estatutos de autonomía. La feroz represión y semi-ocupación militar de Euskadi. Las redadas policiales, las campañas favorecedoras del miedo y de la delación. Los malos tratos y torturas a los detenidos. Las actuaciones judiciales cómplices con los crímenes fascistas (casos Herrera de la Mancha, Yolanda González, estudiantes muertos en la glorieta de Embajadores...). El machaque de los piquetes de huelga y de los derechos de la lucha obrera. La persecución de la libertad de expresión. La represión contra las mujeres que ejercitan o reclaman su derecho a abortar. La marginación de la juventud lanzada masivamente al paro, sometida al autoritarismo y reprimida en su cultura y sus opciones sexuales.
En todo este proceso de contrarreforma han colaborado en mayor o menor medida los partidos de la izquierda parlamentaria, el PSOE y el PCE, sobre todo el PSOE. Han apoyado las leyes represivas antes citadas, han aceptado que la casta militar tuviese derecho a juzgarse y absolverse a sí misma por el 23-F, han dado su bendición «democrática» a la perpetuación de los mismos policías, de los mismos jueces, de las mismas corruptelas administrativas del franquismo. Ni tan siquiera han intentado hacer frente a la ofensiva de la derecha desde la movilización, y muy pocas veces y en voz baja lo han hecho en el Parlamento. Calvo Sotelo ha podido llevar a cabo su política derechizadora gracias en gran medida a la colaboración y claudicación de la izquierda parlamentaria.
Previsiblemente el PSOE va a ganar las elecciones, pero ¿significa eso que van a cambiar las cosas? Millones de electores, probablemente una mayoría de los trabajadores cifran mayores o menores esperanzas en ello. Sin embargo, la trayectoria seguida hasta aquí por ese partido, no nos permite hacernos ilusiones. Si han votado las leyes represivas, si han aplaudido la intervención militar en Euskadi, si han apostado por el fortalecimiento del aparato policial, si han callado ante la impunidad del Ejército cuando ni siquiera tenían que poner en práctica sus ideas desde el gobierno, ¿qué no harán cuando estén poseídos por el «realismo» y la «responsabilidad» del poder?
Si el PSOE llega al gobierno, al día siguiente comenzará la campaña de acoso y derribo por parte de la derecha más reaccionaria, las amenazas golpistas e intervencionistas de los militares, el boicot desde ciertos sectores del aparato del Estado. No creemos que el PSOE, un partido que ha venido practicando el consenso con la derecha y frenando las iniciativas de lucha contra el golpismo y a la reacción, tenga la voluntad política ni la decisión de hacerles ahora frente con firmeza.
El Frente de Izquierda Comunista piensa que para hacer retroceder al golpismo y al fascismo, para frenar la ofensiva reaccionaria, para defender y ampliar las libertades y los derechos de los pueblos, sólo es válido el camino de la lucha, de la movilización, de la unidad y la organización popular.
Es necesario actuar con energía contra toda la trama golpista, contra los diversos grados del golpismo. Por ello planteamos:
-Que se procese a todos los militares profesionales y miembros de la Guardia Civil que obedecieron las órdenes de los cabecillas del golpe o no opusieron resistencia pudiendo haberlo hecho.
-Que se separe de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil a todos los que estuvieron activa o pasivamente implicados.
-Que se investigue y lleve a los tribunales toda la trama militar y civil del golpe.
-Que se castigue todo apoyo posterior a los golpistas (manifiesto de los 100, homenajes a los golpistas, etc.).
-Que los tribunales ordinarios revisen el consejo de guerra realizado contra los principales implicados.
Estas medidas inmediatas deben ser reforzadas con otras destinadas a mirar la impunidad con la que el golpismo se mueve en los cuarteles:
-Supresión total de la jurisdicción militar.
-Depuración de todos los elementos golpistas de las Fuerzas Armadas, la Guardia Civil y la Policía.
-Libertades democráticas para los soldados; reconocimiento de los derechos de expresión, asociación, reunión, queja y amparo.
-Desarticulación de las bandas fascistas e ilegalización de toda asociación política que conspire contra la libertad y por el retorno de la dictadura.
-Disolución de la Guardia Civil.
Antes y después del 23-F la mayoría parlamentaria y el gobierno de la derecha han venido legalizando - en numerosas ocasiones con la colaboración de la izquierda parlamentaria - una larga serie de atentados llevados a cabo por el aparato policial y judicial contra las libertades y derechos democráticos. Por eso planteamos:
-Derogación de la ley de Estados de Excepción, Alarma y Sitio, de la Ley Antiterrorista y de la Ley de Defensa de la Democracia.
-Libertad de expresión. Supresión de todas las cauciones administrativas y de todas las figuras legales en las que se ampara su represión (desacato, «apología del terrorismo», etc.).
-Reconocimiento y protección del derecho a la objeción de conciencia.
-Supresión de las jurisdicciones especiales. Depuración de jueces y magistrados fascistas.
Por detrás de los atentados más vistosos contra las libertades discurre todavía un enorme caudal de agresiones cotidianas. Las garantías jurídicas reconocidas en el mismo texto constitucional se convierten en papel mojado cuando su respeto depende de funcionarios puestos y educados bajo el fascismo y protegidos por el secreto y la impunidad. Por ello creemos imprescindible:
-Investigación pública y con delimitación de responsabilidades por todos los malos tratos, torturas y muertes de detenidos y presos. Depuración y procesamiento de todos los implicados en los casos Arregui, Almería, Trebujena y otros similares.
-Asistencia letrada obligatoria al detenido.
-Abolición de las cárceles de «máxima seguridad». Satisfacción de todas las reivindicaciones de los presos sobre prisión preventiva y régimen interno.
-Amnistía para los presos políticos antifascistas.
Un capítulo particularmente importante de la contrarreforma ha sido el de las nacionalidades y regiones. El freno a las reivindicaciones autonómicas ha sido utilizado por la derecha y el PSOE como carnaza para tranquilizar a los militares y a la burocracia estatal.
-Derecho de autodeterminación para las nacionalidades, incluido el derecho a la independencia si así lo deciden.
-Ampliación al máximo de las competencias autonómicas de acuerdo con las reivindicaciones que formulen por sí mismas las distintas nacionalidades y regiones.
-Derogación de la LOAPA.
-Configuración federal del Estado.
-Retirada de las Fuerzas Armadas de cualquier función de orden público o «antiterrorista» en Euskadi.
La ofensiva de la derecha, sustentada por la iglesia y apoyada en los modos reaccionarios inyectados por el franquismo en la sociedad civil, se extiende hasta los últimos rincones de la vida cotidiana. Sus víctimas somos todos, pero particularmente las mujeres, los jóvenes, quienes cultivan una afectividad y una sexualidad distintas del prototipo monógamo, machista y patriarcal o quienes deciden poner en práctica formas de vida diferentes.
-Legalización del aborto. Aborto libre y gratuito a cargo de la red sanitaria del Estado, por decisión de la propia mujer y sin discriminación por la edad, estado civil o nacionalidad.
-Ninguna discriminación por razón del sexo.
-Despenalización del consumo de drogas. Legalización de las drogas blandas.
-Cese de toda persecución de las conductas sexuales diferentes.
La militarización de la sociedad, la política imperialista y la OTAN, blancos de nuestra lucha
En todo el mundo, el imperialismo, con los EE.UU. a la cabeza, se ha lanzado a asegurar por todos los medios su superioridad militar y a aplicar «soluciones de fuerza» a su acuciante crisis económica. Cualquier medio es bueno: la intervención militar, la creación de una fuerza convencional capaz de ser utilizada en cualquier punto del planeta, la designación impuesta de Europa como teatro nuclear (misiles Cruise y Pershing II), el apoyo a golpes de Estado desde la OTAN (Turquía). En América Latina, los EE.UU. son el sostén de las juntas chilena, argentina y salvadoreña, arman y educan a todos los ejércitos golpistas. En Oriente Medio sostienen el expansionismo sionista y bendicen la invasión de Líbano.
La supermilitarización y nuclearización de Europa es uno de los efectos de esta política. Se convierte a Centroeuropa en un silo nuclear, se estudia y predica la posibilidad de una guerra nuclear «limitada» que no afecte al santuario norteamericano, se considera al Mediterráneo como un lago particular (Sicilia alberga la primera base para los nuevos misiles).
El alineamiento del Estado español con esta política es considerado clave por el imperialismo y la derecha española. Su consecuencia principal, el ingreso en la OTAN, supone costos muy altos para los trabajadores y los pueblos del estado español. A saber:
-Una pérdida de soberanía que nos somete a la política imperialista y al riesgo de vernos involucrados en cualquier conflicto bélico iniciado por los EE.UU. o cualquier otro Estado miembro.
-La implicación en la tensión mundial creada por el enfrentamiento entre los bloques y la escalada militar. El ingreso en la OTAN, la sola presencia de bases americanas en nuestro territorio, nos convierten en blanco nuclear.
-La posibilidad de que nuestros jóvenes sean utilizados por los ejércitos aliados en la represión de procesos de liberación en cualquier parte del mundo.
-El reforzamiento de la reacción y el aparato represivo en nuestro país e incluso la intervención contrarrevolucionaria de la Alianza. No olvidemos el papel de la OTAN en Grecia y Turquía, la pertenencia a ella del Portugal salazarista ni la posición de Haig el día del 23-F (“un problema interno”).
-Un incremento de los gastos militares y represivos. Los presupuestos militares han aumentado este año un 22,6% (los salarios, en cambio, según el ANE, entre el 9 y el 11%). La cuarta parte de los presupuestos generales de 1982 están dedicados por diversos conceptos a las Fuerzas Armadas, la Guardia Civil y la Policía. Durante diez años, se gastarán para las FAS 787.671.233 pesetas diarias, en un país con dos millones de parados.
Visto esto, se comprende la prisa de la derecha por ultimar el ingreso en la OTAN antes de las elecciones y su negativa a realizar un referéndum que tenía perdido de antemano. Consideramos que se nos ha metido en la OTAN de forma enteramente ilegítima. Es urgente una salida inmediata.
El tema OTAN ocupa un lugar fundamental en los programas de toda la izquierda. El PSOE jugó y sigue jugando la baza de la oposición al ingreso. No olvidemos aquello de que «igual que se entra por mayoría simple, se puede salir por simple mayoría más adelante», ni la promesa de organizar un referéndum. Pero tenemos razones para desconfiar de su voluntad de poner todos los medios para sacamos de la Alianza. Primero, porque el PSOE no es contrario a la OTAN como tal, a la que defiende como “necesaria” para la defensa del «bloque occidental», y apoya la permanencia de las bases yanquis en nuestro suelo. También, por su pertenencia a la Internacional Socialista alineada con la política del imperialismo norteamericano. Tercero, por experiencias como la del Partido Socialista griego, que prometió en las elecciones la salida de la OTAN y el desmantelamiento de las bases y no ha dado todavía para ello un solo paso. Por su ambigüedad desde un principio (recuérdese aquel lema: «de entrada, no»). Porque ya hoy sus dirigentes hablan de que el referéndum no es un tema «prioritario» y han aclarado que utilizarán su posible mayoría parlamentaria, simplemente, para una «desvinculación militar», y no para una retirada. Por último, no creemos que, ante las previsibles presiones «tácticas», una mayoría parlamentaria sea suficiente por sí misma para garantizar nada.
Todo esto nos lleva a mantener serias reservas sobre la voluntad política del PSOE de llevar hasta el final la salida de la OTAN. Por eso seguiremos por el camino ya iniciado: el de la movilización unitaria y combativa. Durante el proceso de los trámites de ingreso se ha ido configurando un amplio movimiento -cuya mejor expresión ha sido la Comisión Anti-OTAN de Madrid- capaz de llevar a cabo luchas importantes, sucediéndose las movilizaciones, marchas, mítines, manifestaciones... con una considerable base de masas. Aunque el movimiento no llegó a lograr entonces su objetivo, sigue vivo, y sus reivindicaciones en pie. Es preciso seguir luchando: ayer por no entrar, hoy por salir. El Frente de Izquierda Comunista apoya este movimiento y se compromete a luchar junto a él por la desvinculación definitiva e inequívoca, y en concreto por la realización del siguiente programa:
-Retirada inmediata de la OTAN. Anulación de todos los acuerdos y salida inmediata de los representantes del Estado español de todas las instancias de la Alianza.
-Apertura de un período de libre información pública y convocatoria de un referéndum en el plazo de seis meses. En él llamaremos decididamente al NO.
-No ratificación de los acuerdos bilaterales España-EE.UU. Desmantelamiento de las bases yanquis y retirada de todo el material militar, nuclear y convencional.
-No a la ley de financiación de las Fuerzas Armadas. Dedicación de estos gastos a necesidades sociales. Anulación del programa FACA e investigación de las posibles corruptelas.
-Apoyo al movimiento contra la guerra. Apoyo a quienes en Europa y los EE.UU. luchan contra la carrera armamentista, el «equilibrio del terror», y por una política de no alineación y unas relaciones libres e igualitarias entre los pueblos. Por una Europa sin armas nucleares.
-Apoyo a las luchas de liberación nacional. Ruptura de relaciones diplomáticas con todos los regímenes dictatoriales reaccionarios. Reconocimiento de las organizaciones populares de liberación como únicos representantes de sus pueblos (O.L.P., F.D.R. de El Salvador, Frente Polisario...). Apoyo a las luchas de los trabajadores polacos; levantamiento del estado de sitio y restablecimiento de las libertades políticas y sindicales en Polonia.
La liberación de las mujeres, un objetivo de nuestra candidatura
En nuestra sociedad no sólo se explota a los trabajadores asalariados, se reprimen los derechos y libertades y se multiplican los actos militares a costa de las necesidades del pueblo. La opresión de las mujeres es también una constante de este sistema que vivimos, basado en la división de clases y de sexos, que somete a una doble opresión a las mujeres.
-Se considera que el trabajo principal de la mujer es el del hogar; se nos niega un puesto de trabajo y cuando lo logramos es para realizar tareas secundarias, cobrar menos y ser las primeras despedidas.
-Se carga a las mujeres con todo el peso del trabajo doméstico, haciéndonos responsables en exclusiva de la alimentación, vestido, salud y equilibrio afectivo de quienes componen la familia
-Las ideas dominantes, transmitidas de una a otra generación nos marcan como destino ser buenas hijas, esposas y madres, negándonos en la práctica el derecho a una vida independiente, a decidir sobre nuestra maternidad libremente y a disponer de nuestro propio cuerpo.
-Se nos hace vivir nuestra sexualidad siempre subordinada a la de los hombres, a sus gustos, exigencias y normas; se nos niega el derecho al propio placer, y se orienta nuestra sexualidad a la procreación.
-En la calle tenemos que soportar a menudo ser insultadas o agredidas, la publicidad y los medios de comunicación contribuyen a fomentar la imagen de la mujer como un ser secundario; la violencia contra las mujeres está a la orden del día, dándose un número creciente de violaciones.
Todo esto es parte de nuestra historia contra la que han luchado muchas mujeres y seguimos luchando ahora. Pero en una época de crisis económica como la actual, la opresión de las mujeres se hace más patente, más brutal.
-El capital necesita un ahorro considerable de puestos de trabajo. Nuestro salario se considera de ayuda al del hombre y se buscan mil formas (excedencias por maternidad sin retorno, dotes o simplemente despidos) para excluimos del trabajo asalariado.
-Se busca eliminar .las inversiones que supondría crear servicios colectivos y se carga todo el trabajo doméstico sobre las espaldas de las mujeres, ahorrándose el Estado sumas considerables de dinero a costa nuestra.
Para conseguir todo esto se fortalece una ideología según la cual el sitio ideal para las mujeres es el hogar y su mejor manera de realizarse son el matrimonio y la maternidad.
-Se intensifican las presiones reaccionarias contra el aborto -desatando la iglesia una auténtica cruzada antiabortista- y se castiga con años de cárcel a las mujeres que deciden interrumpir un embarazo no deseado. Mientras, los mismos que condenan el aborto en nombre de la moral y el derecho a la vida, permiten su realización por enormes sumas de dinero en clínicas privadas y asisten impasibles a la muerte de muchas mujeres que se ven obligadas a abortar en pésimas condiciones higiénicas y sanitarias.
Ante estas elecciones nuevamente los intereses de las mujeres se silencian, sus reivindicaciones están ausentes de los programas de gobierno de los grandes partidos. Las fuerzas de la derecha siguen, como siempre, apoyándose en las ideas más reaccionarias, defendiendo los elementos de la institución familiar más opresivos para las mujeres. Así ensalzan el papel de la mujer como subordinada al hombre, se niega su derecho a un puesto de trabajo, se oponen al divorcio libre y barato y claman contra el derecho al aborto.
Por su parte el PSOE, dando la espalda a las luchas y reclamaciones mínimas del movimiento feminista, una de las pocas cosas que propone es una raquítica despenalización del aborto, que supone de hecho, negar este derecho a las mujeres. Dado su programa electoral y su práctica, el triunfo electoral del PSOE no va a suponer un paso adelante real para la situación de las mujeres, cuyo futuro seguirá dependiendo de su organización y su lucha.
El Frente de Izquierda Comunista, en el que las mujeres juegan un papel fundamental en la lucha contra esta sociedad que explota a las clases trabajadoras y perpetúa el dominio de los hombres sobre las mujeres.
Considera imprescindible la organización de las mujeres para luchar unidas desde el movimiento feminista, los sindicatos, las organizaciones de los barrios y centros de estudio, porque pensamos que la lucha del movimiento feminista es la garantía para imponer las reivindicaciones de las mujeres,
Defiende:
-El derecho de toda mujer a un puesto de trabajo, combatiendo las medidas que favorecen el despido masivo, tales como bajas voluntarias, excedencias indefinidas por maternidad, dotes, etc. El derecho a no ser discriminadas ni en las condiciones laborales, ni en el trato, ni en la modalidad de contratación. Que los permisos por maternidad sean concedidos y compartidos indistintamente al padre y a la madre, más allá del período inmediatamente posterior al parto.
-Un seguro de paro digno para todas las mujeres sin discriminaciones como las contempladas por el ANE que privilegia al «cabeza de familia», atentando contra la independencia económica de la mujer. La creación de servicios (guarderías, comedores, lavanderías, etc.) que hagan posible que las mujeres no se vean obligadas a realizar una doble jornada de trabajo, dentro y fuera del hogar. La lucha porque el trabajo doméstico sea compartido por igual entre hombres y mujeres.
- El acceso de todas las mujeres a los métodos anticonceptivos y su inclusión en la Seguridad Social. La investigación y divulgación de los anticonceptivos masculinos.
-El derecho de todas las personas a decidir libremente con quien quieren tener relaciones sexuales, y en ese sentido, la derogación de aquellos apartados del Código Penal que se utilizan para castigar el lesbianismo y la homosexualidad como delitos de «escándalo público».
-La legalización del aborto sin ningún tipo de limitación, sin discriminación por la edad, estado civil o nacionalidad, a decisión de la propia mujer, gratuito y a cargo de la Seguridad Social. Amnistía para todas las mujeres condenadas por aborto y sobreseimiento de los procesos en curso.
-La creación de centros de información y asistencia ginecológica en los que se incluya la práctica de abortos y controlados por las organizaciones feministas.
-La reforma de la actual ley de divorcio, eliminando la obligación de presentar «causas» y pruebas para divorciarse y abaratando sus costes para que sea accesible a las clases trabajadoras.
-La promulgación de una ley que penalice las diversas formas de violencia contra las mujeres, y muy especialmente la violación, que contrariamente a lo que ocurre ahora, debe respaldar los intereses de las mujeres.
-La prohibición y penalización de toda discriminación contra las mujeres en el acceso al trabajo, la enseñanza, las publicaciones y los medios de comunicación.
Quienes formamos parte de esta candidatura pedimos el voto para el Frente de Izquierda Comunista a todas las mujeres que quieran defender con nosotras sus derechos y combatir para acabar con su opresión. También llamamos a que nos voten a todos los hombres que se planteen renunciar a sus privilegios sobre las mujeres y a luchar en defensa de una sociedad sin opresiones, justa e igualitaria.
Resistir ante la ofensiva capitalista, preparar una salida anticapitalista a la crisis
Desde finales de los años 60, una profunda crisis económica azota el llamado «mundo occidental».
Las consecuencias para la clase trabajadora están siendo funestas: Un empobrecimiento progresivo y la institucionalización de un alto volumen de paro permanente.
Los expertos del gran capital concentran las causas de esta crisis en la subida de precios de las materias primas, especialmente el petróleo, y en el aumento de los salarios.
Nada más lejos de la realidad. La subida del petróleo actúa sobre la crisis, pero en ningún caso la justifica, y el aumento de los salarios se viene produciendo sistemáticamente por detrás y por debajo del aumento de la carestía de la vida.
El problema de fondo, lo que explica la crisis es que el capitalismo produce mucho más de lo que es capaz de vender. Estamos ante una crisis de sobreproducción capitalista a nivel mundial, que coincide con un aumento del hambre y la miseria en el mundo.
El capitalismo no produce para atender necesidades sociales, sino para obtener beneficios. Por ello puede sobrar coca-cola y faltar leche, pueden sobrar chicles y faltar pan, pueden sobrar turismos y faltar tractores, puede inundarse el mundo con armas y faltar medicinas.
Esta situación lleva a los capitalistas a buscar salidas a la crisis que mantengan sus beneficios. Para ello, aumentan su competencia tratando de apartar del camino a los capitalistas más débiles. Para ello buscan una mayor productividad aumentando los ritmos de trabajo. Para ello buscan reducir los costes reduciendo los salarios. Para ello tratan de reducir el gasto público y piden subvenciones a las empresas privadas. Para ello atacan las libertades, porque es más fácil exprimir a un pueblo sin libertades.
Los resultados de esta salida están bien a la vista: cierres de empresa, sobreexplotación, pérdida de poder adquisitivo, despidos, baja cobertura de desempleo, deterioro constante de los servicios sociales, un incremento del militarismo y el golpismo.
Las salidas a la crisis propugnadas por la izquierda reformista no han sido sino variantes de la opción capitalista.
Bajo la falsa ilusión de combatir el paro, los distintos pactos sociales que se han aplicado lo han agravado aún más. Puede afirmarse que, por cada punto perdido en el poder adquisitivo de los trabajadores, se han producido 100.000 nuevos parados.
Lo que los capitalistas ahorran en salarios no lo invierten en crear empleo. Lo invierten en indemnizar despidos, lo invierten en renovaciones tecnológicas que producen despidos en masa.
Además, estos pactos han desmoralizado y debilitado a la clase obrera. A su amparo se han promulgado leyes como el Estatuto de los Trabajadores, la Ley Básica de Empleo, los Decretos sobre Reconversiones Sectoriales, la Ley de Contratación temporal, etc. y se está fraguando la contrarreforma de la Seguridad Social.
El problema de fondo exige optar entre dos vías: o bien la salida del capital, con pérdida de poder adquisitivo, aumento del paro y merma de los derechos sindicales, todo ello junto a un reforzamiento de las tendencias antidemocráticas y militaristas, o bien una salida anticapitalista.
Sabemos que la iniciativa, hoy, la tiene la derecha. Sabemos que hacer posible el cambio necesario en la correlación de fuerzas pasa hoy por trazar una línea clara de resistencia contra las agresiones del capital, por impulsar la lucha contra el paro más allá de las palabras, por convertirla en el eje de movilización de la gran mayoría de los trabajadores.
Los objetivos que nos planteamos tienen que ser defendidos por los trabajadores, independientemente del gobierno que surja de estas elecciones. Si de ellas sale un gobierno de izquierdas, razón de más para que todos los trabajadores exijamos que se satisfagan nuestras necesidades.
Hoy, es preciso poner en pie una plataforma de lucha que permita defenderse de las agresiones patronales y que sirva para reorganizar al movimiento obrero frente a esas medidas. El FIC propone centrar la resistencia frente a la crisis en los siguientes ejes:
-Rechazo de las medidas reductoras de puestos de trabajo, tanto a través de expedientes y reconversiones como a través de la represión y despidos individuales.
-Defensa del poder adquisitivo y escala móvil de salarios.
-Rechazo de los aumentos de ritmos. Por la jornada laboral de 35 horas.
-Por un seguro de desempleo no inferior al salario mínimo, indefinido y para todas y todos los parados.
-Reducción de la edad de jubilación a los 60 años y actuación de las pensiones.
-Rechazo de cualquier forma de pacto social.
-Defensa y ampliación de los derechos sindicales de los trabajadores, frente a las medidas autoritarias de la patronal.
Dar satisfacción a estas reivindicaciones exige la adopción de una serie de medidas y transformaciones profundas.
-La creación de puestos de trabajo a través de la inversión pública en obras de interés social (viviendas, comunicaciones, sanidad, enseñanza...) liberando los recursos necesarios para ello a través de la reducción drástica de los gastos militares.
-La reforma en profundidad de la Seguridad Social, eliminando la corrupción, el despilfarro y la ineficacia, frente a los intentos de contrarreforma auspiciados desde la derecha.
-Nacionalización de los sectores básicos de la economía (Banca, energía, grandes canales comerciales...) en lugar de limitarse a la socialización de pérdidas y al respeto de aquéllos sectores que son fuente de grandes beneficios para el capital.
-Una reforma fiscal que grave realmente a quien atesora los beneficios de la sociedad, los capitalistas.
-Una reforma agraria radical que elimine todos los latifundios, así como las propiedades improductivas, dando la tierra a quien la trabaje.
-La eliminación del Estatuto de los Trabajadores de los artículos que consagran el despido libre, la contratación temporal y la limitación de los derechos sindicales.
-La modificación de la Ley Básica de Empleo, haciendo posible el subsidio indefinido para todos los parados.
-La promulgación de una Ley que permita el control, a través de los sindicatos y los comités de empresa, de la producción, inversión y gestión, tanto del sector público, como del privado.
-La no incorporación al Mercado Común.
Estas y otras medidas no pueden ser obra de los votos ni de Parlamentos o gobiernos que no se apoyen en la movilización más amplia de la clase obrera, junto con el resto del pueblo.
Llamamos a la formación de un Frente de Resistencia por la defensa de estos objetivos. Proponemos que este frente se vertebre en las empresas y fuera de ellas, entre los diferentes organismos que agrupan a los trabajadores, en la convicción de que sólo con la suma de todos pueden crearse las condiciones para hacer retroceder a la patronal.
Para qué queremos tu voto
Millones de ciudadanos y ciudadanas depositan hoy su confianza y sus esperanzas de cambio en la izquierda reformista, particularmente en el PSOE. Situándonos contra la corriente, debemos decir que no compartimos semejantes ilusiones. Baste pensar en lo que ha sido la actuación del partido mayoritario de la izquierda en el último período:
-Ha pactado la reconducción del proceso autonómico que se concretó en la LOAPA, que no es sino un tremendo recorte a los ya de por sí rebajados techos autonómicos.
-Ha firmado los pactos de la Moncloa, el Estatuto de los Trabajadores, el AMI y el ANE, otros tantos pasos que conducen al paro y la reducción del poder adquisitivo de los trabajadores que ellos mismos dicen querer combatir.
-Han dado su aprobación a la Ley de financiación de las Fuerzas Armadas, destinando al ejército y su armamento cantidades fabulosas necesarias para mejorar las condiciones de vida del pueblo.
-Ha aplaudido la entrada en vigor de leyes como la «antiterrorista», de «defensa de la democracia», de «regulación de los estados de alarma, excepción y sitio» que favorecen la tortura y reducen considerablemente los derechos y libertades.
-Ha apoyado el Plan Energético Nacional de instalación de centrales nucleares en todo el territorio del Estado.
-Ha mantenido una postura favorable a la integración económica, política y militar al bloque occidental.
Esto debería bastar para hacerse una idea de hasta dónde llegará (y hasta dónde no llegará) un gobierno presidido por el PSOE. Pero además contamos con su programa electoral, que, por detrás de una multitud de promesas simplemente electoralistas, lejos de responder a una posición de izquierda como la que los problemas pendientes requiere, se compromete en lo fundamental a mantener una línea de continuidad con la política seguida hasta ahora. Acepta convivir con el aparato de Estado y las fuerzas represivas heredadas del franquismo. Admite como un hecho incuestionable la propiedad privada y apoya la salida capitalista de la crisis. Ignora las luchas y reivindicaciones fundamentales de las mujeres y no cuestiona la opresión existente sobre la juventud. Profundiza en la línea emprendida de limitar y recortar los derechos de las nacionalidades y regiones. Mantiene la continuidad de las relaciones existentes con los EE.UU., la permanencia de las bases yanquis en nuestro territorio, la proliferación de las centrales nucleares...
Ningún cambio fundamental, nada sustancial podrá obtenerse sin atacar la propiedad capitalista y sin poner en cuestión el régimen de la reforma, en particular el aparato de Estado heredado de la dictadura. Por eso no podemos dar nuestro apoyo político al PSOE, ni nos parece que darle el voto pueda favorecer el cambio político y social que las clases populares desean. Tanto los grandes como los pequeños avances solamente serán posibles, sólo se verán garantizados con la organización y la movilización popular. Esta es la línea de actuación que proponemos, la razón de ser del Frente de Izquierda Comunista y el motivo por el que pedimos tu voto.
Queremos tu voto para reforzar una izquierda que se comporta como tal, siendo una fuerza movilizadora, de oposición y lucha contra la derecha.
Queremos tu voto para apoyar la voz de quienes quieren de verdad y luchan, por la ruptura democrática con el pasado franquista.
Queremos tu voto para impulsar la lucha contra el capitalismo, contra ese capitalismo en crisis que produce paro, guerra, miseria y opresión.
Porque esto no lo va a hacer la izquierda reformista que ya ha demostrado lo que quiere y puede dar de sí, ni tampoco se consigue pasando, como si el resultado de las elecciones no fuera contigo.
Vota FRENTE DE IZQUIERDA COMUNISTA

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